Crítica - The Boys [T1] - Amazon Prime Video

The Boys es un drama de superhéroes oscuro, arenoso y ultra violento.

The Boys (Amazon Prime) – La serie toma la idea de un mundo donde los superhéroes son reales, son personas imperfectas, desordenadas.
A menudo egoístas, crueles, que causan estragos indecibles con el pretexto de hacer grandes hazañas.
En la primera escena del primer episodio, un héroe parecido a Flash, llamado A-Train (Jessie T. Usher) está corriendo tan rápido, tan descuidadamente, que literalmente corre a través de una mujer, convirtiendo su cuerpo en una fina niebla roja.
Él deja a su novio Hughie (Jack Quaid) con las únicas partes restantes de ella que el descuido de A-Train no borró: sus dos manos.
Luz Estelar (Erin Moriarty), se siente abrumada por la experiencia de entrar en la majestuosa sede de los Siete.
Los superhéroes son repugnantes hasta decir basta.
The Boys son un grupo decidido a descubrir a los queridos superhéroes por los corruptos y criminales sociópatas que son.
Al igual que los propios héroes, que son obvias imitaciones de personajes icónicos como Superman, the Boys, son un montón de destartalados que intentan derribar a las fuerzas más poderosas del mundo.
Sus identidades y antecedentes son un tanto misteriosos, especialmente el personaje de Billy Butcher ( Karl Urban ), que por accidente, recluta a Hughie para que se una a su búsqueda.
Gran parte del trabajo de The Boys, y muchas de las fechorías de Los Siete, resultan en un derramamiento de sangre alegre y extremadamente gráfico.
En un momento dado, una mujer con superpoderes está drogada con una droga que mejora el rendimiento.
Mientras recibe cunnilingus, tiene orgasmos tan intensos que sus muslos le abren el cráneo a un hombre como si estuviera apretando una uva.
Si eso fuera todo lo que The Boys tenía que decir, el alcance y el atractivo del espectáculo sería bastante limitado.

¿Superhéroes o villanos…?

Los Siete están sentados alrededor de su enorme sala de juntas, pasando por un resumen de sus recientes aventuras y prioridades.
Un héroe llamado Translúcido (Alex Hassell) interrumpe la reunión con un tema de gran preocupación: la violación de los derechos de autor.

Los piratas están distribuyendo su película ilegalmente, la gente está vendiendo mercancía de superhéroe sin licencia.
Translúcido quiere saber qué están haciendo para detener el importante drenaje en su balance final.

Si The Boys son figuras extralegales de Robin Hood y Los Siete son los imbéciles amorales, el marco organizativo de esta cínica visión del mundo es Vought, una inmensa corporación global que controla a todos los superhéroes.

Vought no sólo los mantiene en línea y organiza sus actividades, los comercializa, promueve y licencia sus imágenes, diseña sus batallas, orquesta sus victorias, dirige sus apariciones en la prensa y las vende.

La clave de Vought, y de la fuente de la acerba pensativa que corre por las venas de The Boys, es Madelyn Stillwell (Elisabeth Shue), su vicepresidenta.

Superhéroes y grandes corporativas…

La oscura base del estrellato de superhéroes de The Boys depende de que los espectadores reconozcan los modelos en los que se basan sus “héroes“.

Esos personajes, y la alegre banda de forajidos que trabajan para acabar con ellos, son los mecanismos superficiales que hacen que el género funcione.

Pero la mejor parte de la serie no es que reconozcamos a Patriota ( Antony Starr) como una retorcida y pervertida imitación del Capitán América.

También reconocemos las intenciones de Madelyn Stillwell, con su avaricia corporativa y su desesperación por mantener la organización bajo su control.

The Boys imagina un mundo en el que existen personajes de fantasía con poderes sobrehumanos y que en su mayoría son villanos. Pero la mejor idea del espectáculo es su antagonista final: El incesante gigante del capitalismo corporativo y las personas que lo hacen posible.
Esos criminales son demasiado reales, que es exactamente lo que The Boys quiere decir.