Crítica - Joker ( 2019 )
Nadie se ríe en este desolador y violento spin-off
Joker – ¿Qué obtienes cuando cruzas el Rey de la Comedia con el payaso príncipe del crimen?…Joker.
Una película de superhéroes sin superhéroes, que rezuma cómics de DC. El director Todd Phillips, el hombre que está detrás de las comedias Starsky y Hutch y Resacón en las vegas, reinventa al personaje del universo de Batman, al llevar a Joaquin Phoenix a las calles de una película vintage de Martin Scorsese.
El resultado es una película intensa y preocupante, con pretensiones de ser un Taxi Driver moderno, con una actuación incendiaria.
Es enormemente desconcertante la forma en que Phoenix cambia los estados de ánimo tan sutilmente, pero tan completo a su vez. Su rostro se oscurece imperceptiblemente, toda su forma física se transforma con un movimiento de su hombro.
Uno de los muchos problemas de Arthur, es su trastorno,que le hace reír en momentos inapropiados, y Phoenix da todo de sí a este tic angustioso. Se ríe entre lágrimas, carcajadas de dolor, gritos con grandes sollozos desgarradores sacados de las profundidades de su contorsionado y encorvado esqueleto.
Su piel estirada y tensa sobre el hueso que sobresale, parece acumular tensión con cada indignidad que pasa, la violencia que se enrosca y apodera dentro de Arthur.
Después de su primer estallido de violencia, baila, un nuevo Arthur con renovada confianza. Sus movimientos son elegantes, su estructura demacrada ahora flexible, lisa, elegante.
Se mira a sí mismo en el espejo, igual que nosotros lo vemos en la pantalla. Más tarde, en su viaje para convertirse en Joker, baila por las calles resplandeciente en un traje de color sangre. Es fanfarrón, seguro de sí mismo, genial.
Posiblemente la película hace su punto más efectivo al describir a los medios de comunicación como incapaces de resistir a alguien con un talento innato: “No creo en nada”, “Sólo pensé que sería bueno para mi acto.”
En estos tiempos polarizados, esa es una frase que podría ser pronunciada por cualquier número de oportunistas hambrientos de atención.
La pregunta es si Joker tiene algo que decir sobre nuestros tiempos.
En El caballero oscuro, de Christopher Nolan, era un malévolo agente del caos desesperado por demostrar que la gente es terrible.
Pero la película adoptó una postura firme, mostrando a la gente de Gotham, negándose a volarse unos a otros. La película de Nolan condenaba definitivamente a Joker y su sombría visión del mundo.
La película de Philips,nos muestra a un Arthur que está perturbado y es violento. Pero todos los demás son cínicos, desconfiados y crueles.
Una trabajadora social apenas nota a Arthur. Una madre le molesta cuando intenta animar a su hijo. Incluso las dos figuras paternas por las que Arthur se obsesiona, el magnate Thomas Wayne y el presentador del programa Murray Franklin ( Robert De Niro), resultan ser engreídos y superiores.
Los ricos son terribles y la gente es aún peor, una chusma espumosa de alborotadores, saqueadores y asesinos que apenas necesitan una excusa para caer en el salvajismo.
Philips hace un trabajo impresionantemente desconcertante de crear tensión y amenaza hacia la inevitable explosión, con un giro devastador al final.
La película se eleva libre de capas y otras tonterías de superhéroes, pero es difícil ver lo que se quiere decir cuando no hay un Batman heroico que represente la otra cara de la moneda marcada.
Joker es intenso y desconcertante, una entrada radical en el género de los superhéroes, y no, no es para tomárselo en broma…
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