Crítica: Los pecadores(Sinners)
Vampiros, blues y crítica social con mucha garra
Si eres de los que ya están un poco cansados de ver siempre lo mismo en el cine de terror, Los pecadores puede ser un soplo de aire fresco que no esperabas. Esta peli mezcla vampiros, música y una buena dosis de mensaje político sin volverse pesada ni pretenciosa. Suena raro, ¿no? Pues justo ahí está su magia.
La dirige Ryan Coogler (sí, el de Black Panther y Creed), y eso ya es una garantía de que lo que vas a ver tiene carácter. Aquí se atreve con algo muy distinto: una historia ambientada en el sur de Estados Unidos durante los años 30, en plena segregación racial. Dos hermanos afroamericanos regresan a su pueblo natal para abrir un club de blues... pero las cosas se tuercen cuando descubren que el Ku Klux Klan ha evolucionado (o degenerado, más bien) en una secta de vampiros sedientos de poder y sangre. Literalmente.
Michael B. Jordan se luce en un doble papel que sorprende. No vamos a hacer spoilers, pero su interpretación es intensa y tiene algunos momentos que se quedan contigo después de que sales del cine. También hay espacio para secundarios interesantes y un villano que, sin decir demasiado, da bastante mal rollo.
Lo mejor de todo es que Los pecadores no intenta dártelo todo masticado. Tiene sus momentos simbólicos, su crítica social muy clara pero bien integrada, y ese tipo de escenas que te hacen pensar sin dejar de entretenerte. No es una película perfecta —hay partes que podrían haberse pulido más, y algún giro que se siente un poco rápido—, pero es de esas cintas que se disfrutan tanto por lo que cuentan como por cómo lo hacen.
En resumen, si te gustan las historias originales, con personalidad y un trasfondo potente, esta película merece tu tiempo. Tiene estilo, mensaje y un enfoque muy fresco que no suele verse en el terror mainstream. Y aunque no es para todos los gustos, si conectas con su propuesta, te va a dejar dándole vueltas durante días.
Valoracion:⭐️⭐️⭐️⭐️ de 5.
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