Doctor Sueño - Crítica

Una mas que digna continuación del Resplandor. La secuela tiene su propia chispa espeluznante.

Doctor Sueño – No mucha gente se habrá alejado de la clásica adaptación de Stephen King de Stanley Kubrick( El resplandor), con un ardiente deseo de saber qué le pasó al niño en la historia.
Era uno de los personajes menos atractivos de la película, entre las gemelas fantasmales y la bruja marchita de la bañera.

Pero Doctor Sueño, una secuela tardía de El resplandor, quiere que los espectadores se preocupen por el destino del niño, y, sorprendentemente, tiene éxito.

Credible en su caracterización, rica en detalles mitológicos, y conmovedoramente sincera en su tratamiento del alcoholismo y el trauma, la película es impresionante en todo tipo de formas.
Pero su mayor logro es que hace que El resplandor parezca una precuela, una visión tentadora de una narrativa más rica y sustancial.

La película de Kubrick, estrenada en 1980, fue un misterioso sueño febril ambientado en un hotel durante un invierno.
La nueva película, adaptada por el escritor y director Mike Flanagan de la propia novela de King, es una aventura que se extiende a lo largo de los Estados Unidos y abarca casi 40 años.

En 1980, Danny Torrance era un chico con el don de la telepatía, o “resplandor“. Considerando que conoció a un cocinero que también era telepático, es lógico asumir que un buen número de otras personas también podrían tener el don.

La película nos habla de esas personas. Es una suposición lógica, también, que Danny tendría dificultades para recuperarse de todo lo que presenció en El resplandor.
La película argumenta que si uno tiene un encuentro en la infancia con fuerzas ocultas asesinas, no necesariamente crecerá para convertirse en un miembro sano y completo de la sociedad.

Un don maldito…

En cambio, Danny se ha convertido en Dan (Ewan McGregor), un vagabundo borracho que regularmente completa sus noches con una pelea en un bar, una aventura con una extraña, o ambas cosas.

Sin embargo, incluso en su estado más hedonista, tiene un aire de cautela, agotamiento y tristeza.

Eventualmente, Dan consigue un trabajo en un hospicio donde utiliza su telepatía para calmar a los moribundos, donde uno de los pacientes lo apodó Doctor Sueño. Así como él les ayuda a encontrar la paz, también él encuentra algo de paz.

No puede durar… Poco sabe Dan, pero hay una pandilla de depredadores psíquicos llamados el Nudo Verdadero que cruzan los EE.UU. en autocaravanas, manteniendo su antena mental fuera para los niños con poderes extrasensoriales.

Cuando localizan a sus víctimas, las descuartizan y absorben su fuerza vital (el vapor). Los miembros no son vampiros tradicionales que beben sangre y esquivan la luz del día, pero la intrigante implicación es que toda leyenda sobre los vampiros deriva de ellos.

El líder de la banda es Rose (Rebecca Ferguson), con una formidable mezcla de encanto seductor terrenal y determinación a sangre fría.

Al mismo tiempo se las arregla para ser seductoramente hipnotizante y viciosamente sádica, y eso hace que cada momento que pasa en la pantalla sea totalmente cautivador.
Al final la odias y la amas a partes iguales, que es realmente todo lo que podrías pedirle.

El Nudo Verdadero decide que su próxima comida consistirá en Abra (Kyleigh Curran), una niña de 13 años que ha estado en contacto telepático con Dan.

Excepto por un pequeño contratiempo en el ritmo hacia el final de la primera mitad de la película, hay mucho que amar a la secuela de Flanagan.

Lo que es capaz de lograr desde el punto de vista del legado es impresionante.
Ofrece narración inteligente, fotografía impresionante, actuaciones fenomenales, y también una de las secuencias más perturbadoras de la memoria reciente.

Es un logro tremendo, y una de las mejores adaptaciones de Stephen King.
Si le va bien en la taquilla, puede conducir a una serie de secuelas explícitas y spin-offs establecidas en el “King-verso“.
Crucemos los dedos…