Crítica de El Hoyo (The Platform) - (2020)

La parábola perfecta para una pandemia.

El Hoyo de Galder Gaztelu-Urrutia acaba de debutar en Netflix, habiendo sido estrenada en el TIFF hace seis meses, pero la llegada de la película a la plataforma de streaming coincide perfectamente con "cuarentena y frío".

El Hoyo es un thriller de ciencia ficción de alto concepto que refleja los males de la desigualdad de la riqueza, el protagonista atrapado dentro de una prisión infernal, obligado a compartir su apretada habitación con un repugnante compañero de cuarto.

Si sufres de ansiedad de cuarentena, esta película no te va a animar exactamente, pero podría hacer que tu situación de vida se vea hasta cómoda.

El Hoyo lleva orgullosamente su metáfora en la manga, y resulta ser una buena; el personaje principal, Goreng, está encerrado dentro de una torre monstruosa, la única fuente de alimento que proviene de la plataforma titular. 

Dicha plataforma está repleta de deliciosa cocina, y una vez al día, se baja lentamente a través de las capas de la torre, permitiendo a los residentes de cada piso comer hasta hartarse.

Por supuesto, los desdichados habitantes de los pisos inferiores encuentran la plataforma reducida a migajas, o completamente vacía, para cuando llega a ellos. 

Seguramente, si cada prisionero comiera lo que le corresponde, habría suficiente comida para todos, pero ¿cómo convencería uno a los demás de hacerlo? 

La situación se complica aún más por el hecho de que, ocasionalmente, los prisioneros son drogados y llevados a un nuevo piso, aparentemente al azar. 

Se podría pasar un mes en el lujo, disfrutando de la abundancia de comida en los pisos superiores, mientras que el tiempo que se pasa en el inferior eventualmente llevará a la inanición - o peor.  

Es una maravillosa metáfora del terror del capitalismo, cada individuo se da el gusto mientras disfruta de su tiempo en la cima, mientras que las masas invisibles de abajo se comen entre sí. 

El sistema no beneficia a casi nadie, pero se resiste obstinadamente al cambio, incentivando a cada individuo a tomar todo lo que pueda, mientras esté allí. 

Pero El Hoyo ofrece más que un alimento para el pensamiento; la película cuenta con actuaciones apasionantes y una historia apretada, cada escena arroja nueva información al espectador, aumentando las apuestas y manteniendo la adrenalina fluyendo.

La historia pasa sin problemas del humor al terror y luego a la angustia existencial; la situación parece totalmente desesperada, pero Goreng es un idealista, decidido a no caer en la desesperación. 

Tiene cierta influencia sobre los prisioneros que viven en el piso de abajo, pero no puede influir en los de arriba; en este lugar, el poder sólo se mueve hacia abajo.

El Hoyo es una película increíble que satiriza la desigualdad desenfrenada de la vida moderna, y resulta que se asemeja a la claustrofobia rastrera (y la paranoia extraña) de la vida en cuarentena.

★★★★