Critica de Good Boy(2025)
Un cuento de horror íntimo, donde lo humano se revela a través de los ojos de un animal.
58e Sitges Film Festival
Good Boy, ópera prima de Ben Leonberg, se atreve con algo tan extraño como hipnótico: contar una historia de terror casi por completo desde la mirada de un perro. Lo que podría sonar como un experimento excéntrico se convierte, en realidad, en una experiencia profundamente inquietante y emotiva. Verla en Sitges fue ideal: la oscuridad, el silencio del público y ese ambiente predispuesto al desconcierto hicieron que cada sombra, cada ruido fuera aún más perturbador.
La película sigue a Todd (Shane Jensen), un joven que se muda a la vieja casa de su abuelo junto a su perro Indy, tras una pérdida familiar que aún le pesa. Desde ese momento, el relato se va desplazando poco a poco hacia lo paranormal… pero lo hace desde una perspectiva inusual: la de Indy, cuyos sentidos captan presencias y amenazas que el ojo humano apenas percibe.
Esa decisión narrativa es el alma del film. Leonberg utiliza la cámara a ras del suelo, el sonido amplificado, las respiraciones, los pasos, para construir una tensión que nunca explota del todo. Lo que no se muestra es precisamente lo que más inquieta. Hay una elegancia en esa contención, una forma de filmar el miedo desde lo sensorial, que recuerda a los mejores ejercicios del terror psicológico moderno.
El perro —sí, el verdadero protagonista— es extraordinario. Su mirada, su lenguaje corporal, su fidelidad inquebrantable, transmiten más emoción que muchas actuaciones humanas. Good Boy consigue algo muy raro: hacernos sentir el miedo no desde el raciocinio, sino desde el instinto.
Quizá algunos secundarios se quedan algo desdibujados y el tramo final no logra mantener la fuerza de su primera hora, pero la propuesta es tan singular que esos pequeños tropiezos se perdonan fácilmente. Lo importante aquí no es el susto, sino la atmósfera, la sensación de estar presenciando algo vivo, sensible, que respira miedo y ternura al mismo tiempo.
Good Boy ha sido una de esas experiencias que confirman por qué el festival es el hogar natural de este tipo de cine: arriesgado, atmosférico, distinto.
Good Boy no es solo una pelíc ula de terror; es un ejercicio de empatía, una mirada al miedo desde la pureza de un ser que no entiende lo que pasa, pero lo siente todo. Una historia pequeña, contenida, pero con una sensibilidad enorme.
Valoracion: ⭐⭐⭐⭐( de 5 )




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